Galletas de mantequilla saladas

Hoy me he levantado salerosa y he decidido poner un poco de sal a mi día. Y es que como ya nos recuerda el refranero que sin sal todo sabe mal y manjar sin sal el diablo se lo puede quedar mejor subo una receta salada y evito que mi blog quede soso 🙂

La sal no solo está presente en nuestra cocina sino que nuestro lenguaje cotidiano está lleno de referencias a la misma. Cada mes cobramos el salario, lloramos lagrimas saladas como la mar y todos conocemos personas «resaladas». Y ante este abuso culinario e idiomático nuestra salud se resiente porque el buen seso huye de la sal en exceso (aquí me permito una licencia literaria jajaja).

Ah! y para los supersticiosos porque se vierta la sal no temáis futuro mal.

Ingredientes:

• 300g de harina de trigo.
• 200g de mantequilla a temperatura ambiente.
• 8g de sal.
• 1 yema de huevo.
• aceitunas sin hueso y anchoas para decorar.
• Queso parmesano rallado.
• orégano.

Preparación:

• En un bol grande ponemos la harina, hacemos un agujero en el centro y añadimos la mantequilla a temperatura ambiente, la yema y la sal. Amasamos bien hasta que todos los ingredientes estén bien integrados.

• Envolvemos en papel film y dejamos reposar durante una media hora en el frigorífico.
• Precalentamos el horno a 180ºC sólo abajo y sin ventilador.
• Estiramos la masa sobre una hoja de papel para horno dejando un grosor de unos 3mm. Cortamos la masa en la forma deseada con ayuda de unos cortadores (yo he usado redondos) y quitamos toda la masa sobrante dejando ya las galletas formadas encima del papel, para evitar transportarlas y que se nos deformen.
• Decoramos por encima poniendo media aceituna, un trozo de anchoa o espolvoreando con queso rallado y un poco de orégano.

• Lo ponemos todo en una bandeja de horno y horneamos unos 15 minutos o hasta que los bordes estén dorados.

• Las sacamos del horno, esperamos unos minutos y las trasladamos a una rejilla para que acaben de enfriarse.