«Dicen que una vez un periodista le pregunto a Albert Einstein si podía explicar de forma sencilla su Teoría de la Relatividad.
-¿Podría usted antes explicarme cómo hacer un huevo frito?- le contesto Einstein.
-Por supuesto – dijo el periodista que seguidamente paso a explicarle el proceso.
-Muy bien – le dijo el premio Nobel cuando acabó – Ahora vuelva a explicármelo como si yo no supiera que es un huevo, ni una sartén, ni el aceite.»
Y no es que pretenda explicaros la Teoría de la Relatividad, porque dudo que yo misma la entienda del todo, pero después de la temporada que he pasado no dudo que el tiempo es relativo. Dice el supuesto básico de la Teoría de la Relatividad que la localización de los sucesos físicos, tanto en el tiempo como en el espacio, son relativos al estado de movimiento del observador. Pues debe ser que he estado moviéndome mucho y mientras para vosotros han pasado tres meses yo he estado sólo una semana sin escribir, jajaja. Resumiendo, que se me había tragado un agujero negro pero ya he regresado y con más novedades que nunca (porque no publicaba pero no he salido mucho de la cocina 😉 )
Vuelvo con una receta fácil, que no necesita horno y deliciosa.
PD: ¡Cómo echaba todo esto de menos!