Leche frita.

Será que el estar confinada da más tiempo para pensar o que mi estado melancólico al mirar por la ventana mientras llueve me ha retrotraído al pasado. Quizás el ver encerrada en casa a mi hija que lleva veinte días sin salir y la energía le sale por las orejas. O puede ser el haber rescatado fotos antiguas mientras ordenaba unas estanterías que se habían convertido en un trastero. O quizás todo ello.

La cuestión es que hoy he recordado cuando de pequeña veraneábamos en el pueblo e íbamos a buscar leche a la lechería. Paseando una media hora de ida y otra media de vuelta, cargados con la lechera, correteando por un camino de tierra mientras el sol estaba bajo. Íbamos a por la leche con la tarde avanzada porque sino hacía demasiado calor para que el paseo resultara agradable. Acostumbrada a comprar la leche en brick del supermercado, el ritual del verano me parecía algo que casi rozaba lo mágico.

Ahora es cuando tengo que confesar que odiaba esa leche. No me gustaba nada la nata que se formaba al hervirla, ni el olor, ni la textura, ni el sabor, por mucho que mi madre se esforzará en disimularlo con cacao en polvo o azúcar. Parece mentira como algo que me trajo tantos disgustos de pequeña, mi madre se empeñaba en que la bebiera sí o sí, puede convertirse en un maravilloso recuerdo de adulta.

Y vosotros, ¿tenéis recuerdo de algo que detestarais de pequeños pero ahora recordéis con añoranza?

Y recordando he llegado a la leche frita que preparaba mi abuela. Os recomiendo que la preparéis con leche fresca para conseguir una cremosidad inigualable. !Qué aproveche!

Ingredientes para unas 18 porciones (unas 6 raciones):

Para la masa:

• 1l de leche entera (mejor fresca).
• 250g de azúcar.
• 50g de maicena.
• 100g de harina de trigo.
• La piel de un limón (solo la parte amarilla).
• 1 rama de canela.

Para freír:

• Aceite de oliva.
• Harina de trigo.
• 2 huevos.
• Canela y azúcar para espolvorear.

Preparación:

• Primero aromatizaremos la leche. Para ello pondremos 500ml de leche en una olla con la piel del limón (bien lavada) y la rama de canela. Llevamos a ebullición. Una vez hierva, retiramos del fuego, dejamos reposar y pasados unos diez minutos, colamos la leche quitando la piel del limón y la canela.

• En un bol ponemos los 50g de maicena y 250ml de leche. Removemos con unas varillas hasta que se disuelva la maicena. Es muy importante que no queden grumos.
• Volvemos a poner en la olla la leche aromatizada, los 250ml de leche que todavía no hemos utilizado (nos reservamos la leche con la maicena disuelta), y el azúcar.Ponemos la olla a fuego lento removiendo sin parar hasta que se disuelva el azúcar.
• Vamos añadiendo la harina sin parar de remover.
• Vamos añadiendo poco a poco la leche con la maicena disuelta sin parar de remover. Es muy importante que el fuego este muy bajo y removamos sin parar hasta que espese. Todo el proceso nos llevará unos 15 minutos.

• Vertemos la crema en un recipiente cuadrado de unos 20X20 o rectangular. Tiene que quedar un grosor de unos dos centímetros. Lo cubrimos con plástico transparente y lo dejamos reposar en la nevera hasta el día siguiente.

• Quitamos el plástico transparente y cortamos la masa en cuadrados o rectángulos del tamaño que nos apetezca (que sea manejable para rebozar y freír).
• Ponemos el aceite a calentar para freír las porciones de masa.
• Batimos los dos huevos.
• Ponemos harina en un plato.
• Pasamos las porciones de masa por la harina, luego por el huevo batido y freímos hasta que estén doradas. Yo voy friendo dos o tres porciones por vez para que el aceite no se enfríe y la leche frita no quede muy empapada de aceite.

• Una vez sacamos del aceite las porciones las ponemos en un plato con papel de cocina para que absorba el aceite sobrante.
• Espolvoreamos la leche frita con azúcar y canela y…lista para comer caliente o fría 🙂